La protrusión discal es un abombamiento del tejido fibroso que rodea los discos intervertebrales. Se trata de un problema que puede cursar con dolor, ya que las terminaciones nerviosas de la columna vertebral sufren las principales consecuencias.
Las protuberancias discales aparecen generalmente por causas degenerativas. El envejecimiento de los propios discos y las tensiones recurrentes a las que se ven sometidos a lo largo del tiempo favorecen su degradación.
Ciertos traumatismos también pueden suponer un factor desencadenante. Para entender mejor este problema es necesario profundizar en sus causas y conocer su sintomatología. A continuación, hablamos en ello.
¿Qué factores desencadenan la protrusión discal?
A partir de los 40 años, los problemas asociados al estado de los discos y la columna vertebral se presentan con relativa frecuencia. El estilo de vida actual, el sedentarismo o el estrés se han convertido en factores de riesgo para la aparición de múltiples patologías. Los problemas de espalda son uno de ellos.
Con el paso del tiempo y los esfuerzos, los anillos fibrosos que protegen las vértebras pierden capacidades, se tornan menos elásticos y resistentes. Estas circunstancias favorecen el desplazamiento del núcleo pulposo fuera del propio disco, lo que provoca una protuberancia.
Síntomas que evidencian la presencia de una protuberancia discal
Las protrusiones en los discos intervertebrales pueden afectar a diferentes zonas de la columna. Las más comunes se presentan en la zona cervical y lumbar. Suelen acompañarse de contracturas musculares y molestias.
Si las lesiones cursan con dolor pueden resultar muy limitantes. El abombamiento de un disco en la zona lumbar suele ocasionar dolores en las extremidades inferiores. Del mismo modo, una afectación en la zona cervical puede derivar la irradiación del dolor hacia uno o ambos brazos.
Ponerse en manos de un profesional especializado en fisioterapia ayuda reducir los síntomas. Actualmente, existen tratamientos adaptados para cada caso.
Tratamiento de la protrusión discal
Una vez que aparece y se desarrolla una protuberancia en un disco intervertebral, los tratamientos que se aplican están destinados a mejorar los síntomas asociados a la lesión. No existe una técnica específica que consiga devolver el estado original al disco afectado.
Conocer las alternativas de las que se dispone para acceder a un tratamiento personalizado es clave para dar una solución eficiente al problema. El control del dolor supone el principal objetivo de las técnicas aplicadas en este tipo de procedimientos.
Actualmente, el mejor tratamiento frente a las protuberancias discales es el conservador. Recurrir a un buen fisioterapeuta, mejorar la educación postural, practicar ejercicio físico específico y mejorar los hábitos de vida son las soluciones más efectivas.
Si reducir las molestias y los dolores asociados a la protrusión discal es el objetivo, las técnicas avanzadas en fisioterapia pueden ayudar a alcanzarlo. No dudes en contactar con nosotros para mayor información.