Cuando nuestro organismo está ante un déficit de antioxidantes, la presencia de radicales libres aumenta, dando lugar a un proceso llamado estrés oxidativo. Básicamente lo podemos definir como el aumento de la actividad oxidativa dentro de la célula que puede acabar originando cambios en su estructura y funciones. En casos extremos puede llegar a producirse la muerte celular.
Causas de estrés oxidativo
Entre los factores que pueden originarlo podemos destacar:
- Un exceso de ejercicio físico o de alta intensidad. Al consumir más energía y oxígeno, los procesos de oxidación aumentan, así como la creación de radicales libres.
- Una alimentación pobre en antioxidantes.
- Factores medioambientales como la contaminación, un abuso de la exposición al sol, etc.
- Hábitos como el fumar o tomar bebidas alcohólicas.
Se pueden padecer síntomas tales como envejecimiento prematuro, problemas de memoria, trastornos cardiovasculares y otros como molestias o rigidez en las articulaciones, pérdida de fuerza muscular…
Para garantizar el buen funcionamiento de nuestro organismo, las células están continuamente realizando diversos procesos metabólicos. La respiración celular es uno de ellos. Al respirar, se producen unas sustancias de desecho llamadas radicales libres. Nuestro cuerpo utiliza antioxidantes para neutralizar el efecto negativo derivado de la acumulación de estas sustancias nocivas.
A través de la dieta podemos aportar a nuestro sistema los elementos antioxidantes necesarios para contrarrestar en gran medida la aparición del deterioro celular.
La alimentación, clave para prevenir el estrés oxidativo
Los principales antioxidantes son las vitaminas A, C y E, así como el zinc y el selenio. También lo son los beta carotenos, la luteína o el licopeno. Los vegetales de hoja verde, las frutas o los frutos secos, así como pescados ricos en omega 3, por ejemplo, el salmón o el atún. Entre los más destacados tenemos:
- Brócoli: Rico en vitaminas A y C. Es un alimento estrella que no debe faltar en nuestra dieta.
- Tomate: Es una de la mayores fuentes de licopeno, también es lo que le da su característico color rojo.
- Zanahoria: Muy rica en vitamina A y en betacarotenos
- Alcachofas: Contienen vitaminas A y C, y minerales como el magnesio o potasio.
- Ajo: También tiene propiedades antisépticas y diuréticas.
- Espinacas: Ricas en vitaminas A y C. De hecho, 100 gramos de espinacas nos proporcionan el 34 % de la dosis diaria recomendada.
- Arándanos: Con un porcentaje muy elevado de A, E y, sobre todo, vitamina C.
- Frutos secos como las avellanas, almendras o nueces de Brasil contienen grandes cantidades de vitamina E y selenio.
- Salmón: Rico en vitaminas A y D, y ácidos grasos esenciales.
Una alimentación equilibrada y variada con abundantes alimentos antioxidantes nos proporcionará los nutrientes necesarios para poder prevenir la aparición de estrés oxidativo. Esto, junto con otras pautas necesarias que ofrecemos en nuestro sitio web, es vital para disfrutar de un estado de salud óptimo.